Defenderte a ti mismo no es una tarea fácil. Pero hay habilidades concretas que puedes usar
para mejorar tu asertividad y abogar por ti mismo.
En Agosto pasado, María Elena se presentó en la sala de emergencias con un dolor de
estómago horrible. El médico le dio algunos medicamentos para el malestar y la mandó a casa.
“Dijo que no era nada gastrointestinal, aunque no había tenido problemas así en años”, cuenta
María Elena. Días después, con un dolor tan fuerte que apenas podía mantenerse en pie, volvió
a la sala de urgencias. El médico siguió insistiendo en que era un problema digestivo. “Sentí que
algo malo iba a pasar. Pensé: no me voy a morir solo porque un médico no quiere investigar
más”, dice ella.
Así que se plantó y pidió una ecotomografía. El examen reveló un pequeño tumor en su
estómago. Si hubiera esperado uno o dos días más para recibir tratamiento, probablemente
habría tenido una complicación grave o incluso habría muerto. “Defendí mi salud, y eso
realmente me salvó la vida”. “Esa experiencia me ha hecho ser mucho más firme en cuidar de
mí misma.”
Esta situación se considera comunicación asertiva porque María Elena expresó claramente sus
preocupaciones y necesidades ante el médico, a pesar de la resistencia inicial. Al insistir en que
se le realizara una ecotomografía, defendió su salud y bienestar, demostrando confianza en su
juicio. Su decisión de no aceptar una respuesta insatisfactoria refleja una habilidad crucial de
asertividad: abogar por uno mismo. Este acto no solo le permitió obtener el diagnóstico
correcto, sino que también le empoderó para cuidar de sí misma en el futuro. Su experiencia
subraya la importancia de ser asertivo en la defensa de la propia salud.
Asertividad en el trabajo
Nuestros trabajos a menudo nos enfrentan a desafíos que necesitan ser manejados con un
comportamiento asertivo. Hay dos categorías principales: problemas con compañeros de
trabajo y problemas con jefes. Los compañeros de trabajo presentan una situación más simple
porque operamos desde posiciones de poder similares.
Una forma de conflicto con compañeros de trabajo se refiere a la división del trabajo. ¿Quién va
a hacer esta tarea? Tú piensas que ella debería hacerlo, y ella piensa que tú deberías hacerlo.
Para ser justos, deberías comenzar considerando la posibilidad de que podría ser apropiado que
tú hicieras la tarea, y deberías escuchar el razonamiento de tu colega. Usualmente hay dos
temas principales: quién ya tiene más trabajo y qué dominio se ajusta mejor a la nueva tarea.
Por ejemplo: “Sé que estás muy ocupada, pero estoy abrumado en este momento. Trabajé
hasta tarde varias veces la semana pasada, y aún estoy atrasado en un gran proyecto.
Honestamente, no veo cómo puedo asumir esto.” O, “Veo cómo esto es diferente de tus
responsabilidades habituales, pero para mí parece relacionado, mientras que no parece encajar
en mi descripción de trabajo.”
Afirmarnos con nuestro jefe puede ser más difícil debido a la diferencia de poder. El truco de
dos partes aquí es transmitir nuestros puntos sin parecer que cuestionamos la autoridad del
jefe. Por ejemplo: “Obviamente esta es tu decisión, pero me gustaría darte información que
quizás no conozcas antes de que planees cómo nuestro equipo va a abordar este proyecto.
¿Quieres escucharla?” O, “Hablar de aumentos es incómodo—quizás para ti también—pero hay
un par de puntos que parecen importantes a considerar, y quiero que estés al tanto de ellos
mientras tomas tu decisión.”
Usar lenguaje asertivo
El discurso asertivo le da a la otra persona información sobre tu experiencia del conflicto. Esta
información se divide en cuatro tipos principales: cognición (tu perspectiva de la situación),
emoción (cómo te sientes sobre la situación), motivación (lo que deseas lograr del resultado) y
un plan propuesto (ideas para resolver el conflicto). Transmitir estos cuatro elementos de la
mejor manera posible puede mostrarle a la otra persona de dónde vienes y establecer una
solución sólida.
En situaciones de conflicto, las declaraciones en primera persona («yo») suelen funcionar mejor
que las de segunda persona («tú»). Las declaraciones en primera persona le dicen a la otra
persona de dónde vienes, lo que es información importante para ellos. Las declaraciones en
segunda persona hacen alguna afirmación, generalmente negativa, sobre la otra persona en el
conflicto. Esto probablemente haga que la otra persona se encolerice más y empeore la
situación. Además, las declaraciones en primera persona suelen ser más precisas que las de
segunda persona.
No necesitamos ser concretos y rígidos sobre esta distinción: la palabra «yo» no es literalmente
necesaria—“Me molesta cuando______” es una declaración en primera persona—y la palabra
«tú» no está prohibida, siempre que se refiera a una acción específica de la otra persona, no a lo
que «siempre» o «nunca» hacen. La comunicación asertiva significa verbalizar nuestro punto de
vista en lugar de hacer afirmaciones críticas sobre la otra persona en el conflicto.
Puede ser difícil articular este punto de vista en medio de una situación complicada y
emocional. Aquí hay un consejo útil: no necesitamos resolver todo de una vez, podemos
simplemente tomar las cosas un paso a la vez haciendo declaraciones en primera persona sobre
lo que sabemos. Por ejemplo:
“No tengo idea de lo que llevó a esa situación, pero estoy realmente molesto por lo que pasó.”
“Quizás me estoy perdiendo de algo, pero así es como veo la situación.” “Puede que tengas
razón sobre __, pero necesito una manera de participar en los planes para este evento.”
Un estilo de comunicación pasivo no funciona porque no transmite nuestro mensaje. Un estilo
agresivo no funciona porque provoca miedo y enojo, lo que interfiere con la resolución de
problemas. Los conflictos interpersonales pueden ser difíciles, pero la comunicación asertiva
tiene la mejor oportunidad de mejorar las cosas.
Tomar decisiones asertivas es un paso fundamental hacia el bienestar emocional. No se trata
solo de ser escuchado, sino de ser comprendido y valorado. La comunicación asertiva permite a
las personas afrontar situaciones difíciles con mayor resiliencia y empoderamiento. Así que, si
estás enfrentando desafíos en tu vida personal o emocional, considera la posibilidad de buscar
la guía de un psicólogo. A través de la comunicación asertiva, puedes encontrar el camino hacia
soluciones más efectivas y satisfactorias para tus problemas.